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lunes, 24 de julio de 2017

Para ti mono

Caracas; 12 de julio de 2017

Hoy es tu cumpleaños, no sé por qué te escribo esto, ha de ser por la necesidad de expresar todo lo que tengo acumulado en los años que llevamos sin hablarnos. Nuestros cumpleaños siempre fueron especiales, tu te esmerabas por llenarme de sorpresas maravillosas y conseguías asombrarme como ninguna otra cosa en el mundo.

Recuerdo ese jabón con luces de colores que encendía cuando era puesto debajo del agua o aquel platillo con 300 bombones que luego tuve que repartir en bolsitas con los compañeros del trabajo, eran demasiados y no me alcanzaron los días para comerlos todos.

Aunque yo no era tan creativa como tú, trataba de celebrarte de forma especial, una vez me fui a buscar un monito y encontré uno que se parecía exactamente a ti, lo acompañé con un pie de limón del Mc Donalds de La Castellana que tanto te gustaba. 

Hoy que estas en otro lugar, tan distante de mi vida, de mi realidad, hoy cuando tengo la certeza de que nuestras vidas no volverán a cruzarse, me pregunto si habrá alguien dándote una sorpresa y llenándote de mimos, si ya te han felicitado y arropado como un niño pequeño. Si alguien estará para ti cuando el exilio se vuelva mas frío.

Estas palabras no son para remover emociones del pasado, ni para exculparme, tampoco son un puñal de recuerdos torturadores, son amor, son los buenos momentos que pasamos juntas, son la alegría de ese tiempo, son las horas de la verdad y del perdón. Son las horas de tu cumpleaños que deseo sea hermoso, porque he descubierto que te amo para siempre.


El Hilo de Ariadna

domingo, 20 de noviembre de 2016

Carta al amor de mi vida que no conozco

Caracas; 20 de noviembre de 2016

Hola, no te conozco pero decidí hacerte una carta hoy 20 de noviembre de 2016, espero que la leas algún día.

Nunca le he podido decir a nadie: eres el amor de mi vida, tal vez, porque le doy muchas vueltas a todo, lo analizo todo, lo racionalizo todo. Pensar en el "amor de mi vida", es pensar en toda una vida, una vida que no sé cuánto durará, ni cómo vendrá, o si existe tal cosa, por lo pronto, me he concentrado en vivirlos, sin llamarlos o etiquetarlos por algún nombre.

Pero a ti, si existes, quiero decirte un par de cosas...

No me importa cómo lucirás, si serás hombre o mujer, si serás bajito, alto, rubia, morena, fuerte o despeinado. 

Me interesa que tengas empatía con la gente, me gustaría que fueras honesto, compasivo, que no seas indiferente ante la desgracia ajena, también quisiera que seas justo, que no seas machista, que me respetes, que seas amoroso y comprensivo.

Me enloquecería que te involucraras en mi vida, seguramente te dejaré sacudirla toda, me gustaría que leyeras lo que escribo, porque luego me encantará escuchar las críticas o que aprendieras a conocerme tanto, que de vez en cuando me compartas imagénes de ilustraciones colores pasteles que tanto me gustan o que sepas también que los cactus me fascinan, así termine pinchada muchas veces.

Me gustaría que aprendieras a detectar cuando quiero estar sola o cuando sólo necesito un abrazo. No estoy ansiosa por conocerte, aunque quisiera saber de qué color lucen tus ojos frente al sol, si sonríes, si tienes cara redonda o de pan cuadrado, si te gusta pintar o prefieres enseñar. Me interesa saber qué hay dentro de tu corazón y si este es capaz de abrirse y de mostrarse sin temor a ser lo que es. 

Quiero que seas libre, verdadero, aunténtico, quiero que te escuches y que me escuches, quiero que me prestes atención cuando te hablo, porque seguramente en ese segundo no habrá nada más importante para mí que tú, quiero que sepas que todo me lo tomo en serio, que las horas contigo serán en serio porque vivo los días intensamente y me cuesta desaprovecharlos, quiero que me digas cuando algo no me queda bien o cuando me vea hermosa, quiero que seas maduro, que no me juzgues, que no me ates, también quiero que estés.

Quiero sentir que puedo confiar en ti y apoyarme cuando mis hombros sean débiles, quiero que sepas que aprendí a estar sola, pero también acompañada, quiero que me des aliento y que me hagas creer que el mundo es bello cuando yo haya perdido la fe en todo.

Quiero que te parezcas al sol, pero sin quemarme.



 El Hilo de Ariadna

domingo, 24 de enero de 2016

Caracas es un basurero improvisado

Edificios invadidos, aguas negras derramadas, un olor putrefacto constante, ruido, aguas negras otra vez, un motorizado a la deriva, calles sucias, agua, nubes, una montaña cálida. Dos sujetos se pelean en la entrada del supermercado, todos parecen carritos chocones, una señora finge haber perdido su tarjeta, la cajera con tos la llama mentirosa; todo se resuelve. Ruido, tras ruido, basura, tras basura, el hombre del piropo insolente: Caracas.





A.G

lunes, 24 de noviembre de 2014

Mi relación con Caracas es como mi relación con Dios

No sé si nos estamos alejando o acercando...

Caracas 22 de noviembre de 2014; 06:10 pm.


Caracas ¡chica! Qué relación tan enfermiza esta que hemos tenido tú y yo en los últimos años, yo te amo, comencé a disfrutarte, a caminarte, a balancearme en ti, aprendí a cuidarme de ti, de tu violencia que no es tuya sino de otros. Admito que cuando he visto esas guacamayas volar sobre mí se me pasa todo, se me olvida la violencia, el hedor de Chacaíto, hasta el ruido tormentoso de los motorizados, ese ruido que me convirtió en una persona temerosa, con sobresaltos ante el asomo de cualquier peligro.  

Si me preguntas cuanto duraremos tú y yo, te diría que toda la vida. Pero por ahora creo que es necesario separarnos, no podemos seguir así Caracas, ya no tengo la tranquilidad para soportarte, ni tampoco veo cerca las respuestas para ayudarte. Veo que estás muy herida, contaminada, viciada y muy perturbada.

Creo que te matamos primero a ti.

Anoche volviste a asustarme y sentí que no estoy preparada para vivir así, con esa angustia en el pecho y ese temblor en las manos.

Atendí una llamada y eso bastó para desatar la furia; dos chicos me siguieron y enseguida noté que iban a robarme, tal vez es una tontería, sé que otros han vivido cosas peores en tus calles, pero esos cinco minutos en llegar a la caseta del metro, fueron como una carrera por mi vida. Llegué pedí ayuda y ahí me quedé hasta que se fueron.

Afortunadamente pude esperar, calmarme y regresarme, no me atreví a salir de la estación.
Pero Caracas, aquí con mi corazón te digo -no me gusta que me toquen conocidos, mucho menos extraños, estoy consciente de mis alcances y de los tuyos y por eso te digo -no podemos seguir así-.

No quiero encerrarme en un cuarto a ver como pasan las horas, pero tampoco quiero sentir el corazón salido de mi boca, cada vez que pongo un pie en la calle.

Caracas no te digo hasta aquí, porque obsesivamente me cuesta alejarme y desprenderme. 

Pero con miedo te digo: no nos hagamos más daño.

No puedo y sé que tu tampoco resistes más.

Con amor y con pasión te beso y te digo: basta.




A.G