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lunes, 24 de julio de 2017

Para ti mono

Caracas; 12 de julio de 2017

Hoy es tu cumpleaños, no sé por qué te escribo esto, ha de ser por la necesidad de expresar todo lo que tengo acumulado en los años que llevamos sin hablarnos. Nuestros cumpleaños siempre fueron especiales, tu te esmerabas por llenarme de sorpresas maravillosas y conseguías asombrarme como ninguna otra cosa en el mundo.

Recuerdo ese jabón con luces de colores que encendía cuando era puesto debajo del agua o aquel platillo con 300 bombones que luego tuve que repartir en bolsitas con los compañeros del trabajo, eran demasiados y no me alcanzaron los días para comerlos todos.

Aunque yo no era tan creativa como tú, trataba de celebrarte de forma especial, una vez me fui a buscar un monito y encontré uno que se parecía exactamente a ti, lo acompañé con un pie de limón del Mc Donalds de La Castellana que tanto te gustaba. 

Hoy que estas en otro lugar, tan distante de mi vida, de mi realidad, hoy cuando tengo la certeza de que nuestras vidas no volverán a cruzarse, me pregunto si habrá alguien dándote una sorpresa y llenándote de mimos, si ya te han felicitado y arropado como un niño pequeño. Si alguien estará para ti cuando el exilio se vuelva mas frío.

Estas palabras no son para remover emociones del pasado, ni para exculparme, tampoco son un puñal de recuerdos torturadores, son amor, son los buenos momentos que pasamos juntas, son la alegría de ese tiempo, son las horas de la verdad y del perdón. Son las horas de tu cumpleaños que deseo sea hermoso, porque he descubierto que te amo para siempre.


El Hilo de Ariadna

jueves, 3 de diciembre de 2015

La revelación

Soñar con una tatarabuela que no conociste y más que soñar, aquello era una pesadilla. Ella estaba allí, de espaldas, se veía grande, fuerte, con aspecto mas bien de fantasma, tenía el cabello gris, largo y bastante despeinado. 

Se parecía a mi bisabuela, Ana Lucía, pero esta era un poco más alta y me gritaba con voz imponente ¡ESTOY VIVA! ¡MÁS VIVA QUE NUNCA! Yo con las piernas y la boca paralizadas, le gritaba a duras penas que ¡NO! que estaba muerta, como pude, me fui moviendo por el pasillo y enredándome en una cortina, para ir a implorar el socorro de otra muerta, que en mi sueño, al parecer aún estaba con vida. 

Luego me despertó la luz que entraba por la ventana y ya con el susto sosegado y las ideas más claras, pensé en todas las mujeres de mi familia: en LatiTula, América, Mili, Lérida, Zoraida, Josefina y Ana Lucía. 

En aquellas que no conocí, pero que de seguro, tuvieron el mismo carácter, esa forma apaciguada y honesta de llevar la vida. Y vi todo lo que esas mujeres han dejado en mí y en lo importante que han sido en la vida de todos nosotros, en su sabiduría, en sus dichos antiguos, en sus hierbas, en sus supersticiones, en su concepción de "Hombres y mujeres de bien".

Después de todo, no fue una pesadilla, sino una magnífica revelación.


Ariadna García