Para mí la vida siempre fue algo muy serio y desde pequeña supe cómo iban las cosas a mi alrededor. Así que hoy me resulta imposible hacer bromas con "la dieta de Maduro", la yuca amarga, los penes, las millonas y millones. Me es impensable hacer eco de los "chistes" que hace el presidente de Venezuela, porque detrás de esa yuca amarga van diez muertos y detrás de la "dieta de Maduro" van cientos de niños desnutridos, cientos de personas sin medicinas, presos políticos, criminalidad, narcotráfico, hambruna, desidia, pobreza... La lista es larga y me faltaría espacio para enumerarlas todas.
Basta con entrar a un vagón del Metro de Caracas para ver el estado en el que se encuentra la gente, miradas perdidas, rostros cadavéricos, angustia, ropas que delatan que ya no son de la talla de esos cuerpos, se respira pobreza y violencia. Y es muy difícil hacer bromas con cosas tan serias o al menos para mí es así.
Tal vez soy una amargada o demasiado vieja, pero esa es una de las cosas que más me separa de mis compatriotas, esa facilidad que tienen para convertirlo todo en una burla, esa manía de hacer de nuestra cruda realidad un meme, una mofa, un chiste malo.
Ahora el tema es el supuesto deportista Adrián Solano y digo supuesto porque desde que apareció su nombre en la palestra pública todo ha estado empañado de polémica y de hechos un tanto extraños. Primero una deportación desde Francia y luego una competencia con un desempeño terrible que se ha vuelto viral y que le ha valido el nombre de "el peor esquiador del mundo".
Nicolás no se reirá de esto, de esto no hará chistes como lo hizo con la yuca amarga refiriéndose a una persona que "tuvo inconvenientes", "inconveniente" morir, un comentario tan burdo y tan desalmado, sobre un lamentable caso en el que una familia murió tras consumir este tubérculo.
Me cuesta prestarle atención a Solano y a sus memes o a los ñames de Maduro, me cuesta hacer chistes de este desastre que tiene al país sumido en la ruina. Me cuesta hacer bromas con "la dieta de Maduro" cuando veo que mi prima ha rebajado más 10 kilos y la miro como si no pasara nada, pero ambas sabemos qué pasa, pasa que ya en su casa no se hacen tres comidas al día sino dos o una como en tantos hogares venezolanos.
Pasa que pasan cosas gravísimas como que un parámedico no puede salvar vidas porque los motorizados simulan lesiones para robarle la moto y luego dispararle como a un perro. Pasa que una joven fue asesinada a golpes por sus compañeras de clase porque esta violencia desmedida se asentó como un cáncer en nuestra sociedad.
Pasa que no me río porque hay muchas familias que hoy lloran a sus hijos muertos o lloran porque se les fueron a otro país. Me cuesta mucho reirme de este caos porque cada caso es más grave que el anterior, porque nada se atiende y el desespero es muy grande. Pasa que ya los niños no van a las escuelas porque deben hacer colas por comida con sus padres.
También pasa que el Seguro Social ya no entrega las medicinas a tiempo y el reloj corre y las enfermedades no esperan. Pasa que las bolsas Clap no alimentan a una familia entera. Pasa que hay bebés muriendo en los hospitales por falta de medicinas y de equipos para ser atendidos.
Pasa que jugar con la vida de la gente me resulta dantesto y pasa que no puedo permitir que mi boca reproduzca las palabras de un dictador.
El Hilo de Ariadna