jueves, 23 de julio de 2015

En Venezuela se hace reasignación de sexo a muy bajo costo

No existe legislación que ampare a hombres y mujeres trans

Un doctor en Maturín, es el único en llevar a cabo las operaciones de reasignación de sexo en el país, las cirugías casi ad honorem, se perciben como una esperanza para el grupo

Poder hacerse una reasignación de sexo en Venezuela, es un camino largo y sin arar. La cirugía es el último recurso para los hombres y mujeres trans, que previo a esto, deben pasar por un largo proceso hormonal. Se enciende un bombillo en el oriente del país, Maturín es la única ciudad hasta ahora que parece atender las necesidades de las personas con disforia de género.

El urólogo monaguense, Alejandro González Maurera, egresado de la Universidad de Los Andes, ha operado a cinco personas en Maturín; explica que las cirugías tardan siete horas aproximadamente. “Trabajamos tres urólogos, un ginecólogo y un cirujano plástico. Estas cirugías no se hacen en el país, porque son operaciones muy complicadas, hay que ser muy hábil, no todos pueden hacerla” indica el especialista en cirugía reconstructiva.

Refiere que el trabajo preoperatorio se lleva quince días, y que la cirugía se tarda, porque hay que reconstruir muchas partes, aclara que hasta ahora, sólo ha hecho vaginas. Al hablar sobre su trabajo, expresa “es una cirugía donde uno juega a ser Dios”.

En cuanto al tema legal con el que lidian sus pacientes, señala “los políticos no se han querido encargar de eso, en casi toda Latinoamérica lo permiten, pero aquí en Venezuela no hay legislación, ni para el cambio de nombre” manifestó el especialista.


“Es una cirugía donde uno juega a ser Dios

El médico relata que la primera cirugía de reasignación de sexo la hizo hace dos años, recientemente atendió a la primera persona que viene de afuera. “Acabamos de operar a una nicaragüense, proveniente de California, Estados Unidos, el costo  de la cirugía fue de 100 dólares”.

“Vino para acá porque le sale mucho más barato que en su país, donde cuesta 15.000 dólares o más”. González, aclaró que al resto de personas que ha operado, la cirugía les ha salido casi gratis; "se debe a que muchas veces son pacientes con situaciones difíciles, y que además, las mismas condiciones en el país lo hacen proceder de esta forma".

“Prácticamente lo hago gratis, porque son pacientes con situaciones muy complejas, es muy difícil hacerse una operación así en cualquier otro lugar y muy costosa” sostuvo. 

El galeno afirma que una vez terminada la operación, recomienda a sus pacientes mantener relaciones sexuales después de 45 días.

Por otra parte, reveló que algunas pacientes le han manifestado llevar una vida sexual completamente satisfactoria, no obstante, dos de ellas han expresado sentir alguna molestia, a pesar de estos resultados, González considera que “los orgasmos están en la mente, no en la vagina”.

En materia legal

El derecho de hoy, no es el de hace cincuenta años, ni el de hace diez. Es un derecho que debe responder a las nuevas tendencias. No es sencilla la tarea que le toca enfrentar en estos tiempos globalizados, o como algunos acertadamente prefieren llamar postmodernos.

Dentro de las exigencias que presenta Venezuela, está el tema de la reasignación de sexo, que desde hace algunas décadas viene siendo tratado en la legislación y la jurisprudencia tanto europea, como norteamericana. A este grupo perteneciente a la comunidad de diversidad sexual, los operadores jurídicos han dado respuestas tibias o poco satisfactorias, pero el tema merece ser abordado con seriedad, tomando en cuenta que los sujetos interesados exigen el respeto y la consideración que merecen, sin discriminación.

Gozamos de un contexto cultural donde surge hace ya varios años el transexualismo, entendiéndolo como una contradicción entre un sexo corporal definido (tanto a nivel cromosómico como genital) y el sexo al que el individuo desea pertenecer (sexo psicológico).

Una persona trans, es aquel hombre que se siente mujer, o una mujer que se sabe hombre. Esta ansia de pertenecer a un sexo distinto al que se posee, tiene el carácter de una necesidad interna de gran fuerza, capaz de llevar al individuo a consentir y soportar tratamientos y operaciones quirúrgicas transformadoras, para transformar sus genitales y caracteres sexuales secundarios, acordes con el sexo deseado.

Pero no sólo el cambio que se busca es fisionómico, también quiere ser llevado a nivel legal; en este caso se refiere al nombre civil que aparece en los documentos de identificación, el mismo que el individuo obtiene desde que nace, pero en el caso de las personas trans, sería a partir de su transformación física y asentar ese cambio a través de una legitimación. La meta es poder hacer valer su derecho a la identidad -a su nueva identidad- y que no haya discriminación alguna para hacer esto posible.

En Venezuela lo que existe en este momento es un procedimiento judicial de rectificación de partida de nacimiento, en la cual por fallas formales, permite el cambio de nombre de la persona, porque hubo un error material al momento de emitir la partida de nacimiento por el órgano administrativo, “esa es la salida jurídica que se le ha dado a el cambio de nombre civil de los hombres y mujeres trans, pero ellos no aceptan esa medida porque no elimina las referencias de su anterior sexo, por esta razón, solicitan que el Estado emita una nueva partida de nacimiento, sin ningún tipo de referencia a su anterior sexo, pero actualmente esto no es posible” explicó la activista trans  y abogada, Tamara Adrián, hoy diputada suplente de la Asamblea Nacional venezolana.

Pero si el Estado venezolano tiene esa facultad ¿por qué no se realiza?, Adrián, también profesora universitaria, comentó que no se da esta situación por razones de cultura jurídica, por las dificultades que tiene el Estado venezolano de asumir los derechos de las personas trans. “De la  misma manera como no está autorizado el matrimonio entre personas del mismo sexo, tampoco se ha autorizado este tipo de mecanismos; no por carencias del orden jurídico, sino por resistencias institucionales, a otorgar a los trans un trato de ciudadanos completos” agregó.

Para Adrián, la posibilidad de que se flexibilice la ley a favor de las personas trans, no está ni cerca. “No considero que se logre, ni con el gobierno actual, ni con otro distinto, porque por ejemplo en la agenda de la oposición si llega a ganar las parlamentarias, este tema no está entre sus propuestas, es un tema ausente, y si el oficialismo en 15 años nunca lo ha hecho, cómo lo va a hacer con la próxima Asamblea Nacional” afirmó.

Como se dijo anteriormente es un problema de cultura jurídica, es decir, el país tiene dificultades para aceptar a las personas de diversidad sexual; al haber esta dificultad, se tiende a buscar mecanismos para rechazar cualquier tipo de medidas.

Para Adrián, el colectivo de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (LGBTI), está totalmente excluido de protección en Venezuela, donde la legislación en esta materia está “a años luz” del resto de Latinoamérica “por culpa de una revolución conservadora” aseveró.

La profesora universitaria, denuncia como los transexuales venezolanos están discriminados del sistema educativo o excluidos del sistema de salud, “no hay un reconocimiento de la identidad de las personas trans, sólo hay un potencial cambio de nombre, más no de sexo”, denunció.

Ello, justamente, fue lo que le pasó a la abogada, quien aparece en la lista de 404 candidatos al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano como Tomás Adrián, nombre que figura en su cédula de identidad pese a haberse sometido a una reasignación de sexo en 2002.

Este hecho movió a la abogada a presentar un recurso constitucional ante el mismo TSJ al que ahora se presenta y que sigue pendiente desde hace once años. “Hay una revolución conservadora, con una tendencia regresiva en términos de jurisprudencia y de leyes, que ha hecho que no se haya logrado ningún avance”, aseguró.


Un camino trans

La coordinadora de la fundación Reflejos de Venezuela, Ana Margarita Rojas, explicó  en una entrevista exclusiva que: no tienen confianza en los médicos venezolanos, en cuanto a las operaciones de reasignación de sexo, que se llevan a cabo en el país, pues, expresó que la pericia de los galenos en esos casos es casi nula. “Los que dicen hacerlo, lo hacen en la clandestinidad, conocemos de al menos dos doctores, uno en Monagas y otro en Táchira, y sabemos que los resultados en los pacientes que se han sometido a la cirugía han sido fatales” dijo.

La coordinadora enunció que en el proyecto de la fundación “Transpasemos las Barreras” buscan atender a las personas trans, desde otra visión más amplia, donde hacer la cirugía sería el último recurso. Refiere que es indispensable pasar primero, por un largo proceso hormonal, que conste mínimo de dos a cuatro años, aclaró que es casi igual a vivir de nuevo la adolescencia y que es recomendable pasar por allí.

“Nuestros pacientes se hacen cirugías primarias, en el caso de un hombre trans se somete a una mastectomía y en el caso de una mujer trans a una mamoplastia. Hacerse una operación en el país tiene muchos riesgos, muchas veces las personas quedan afectadas luego de las cirugías y pierden la sensibilidad en sus órganos genitales”, refirió Rojas. Asimismo mantuvo que es necesario hacer el trabajo psicológico y hormonal. “Después de eso se garantiza que haya sensibilidad” añadió.

Por otra parte resaltó que la Fundación le da mucha más ponderación a la “construcción de hombre y mujer trans, social y laboralmente”. A su juicio, es muy importante reconocerse y aceptarse en su propio entorno “un trans nunca puede ser de closet”, haciendo referencia a que ninguna persona trans puede esconderse y que para tener resultados positivos más adelante, es necesario la integración del individuo con todo su entorno, una transformación de manera paulatina.

“Un trans nunca puede ser de closet”

Rojas, agrega que trabajan para la consciencia de su ámbito social y laboral “nos enfocamos en ello, es construirte socialmente con procesos de respeto y de aceptación”. Relató que por la fundación han pasado 120 personas trans, y cuenta que los que llegan quieren que el cambio sea rápido, pero que se les orienta a acudir con un psicólogo y un endocrino para que el cambio sea el adecuado, sugieren hacer la reasignación de sexo una vez que las personas sean hombres y mujeres hormonalmente maduras.

Explica que actualmente por resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Organización Mundial de la Salud, el término “transexual o transgénero “está es desuso ya que viola los derechos humanos y raya en el amarillismo. “Yo no tengo por qué difundir si se operó o no” agregó Rojas. Por lo tanto ambos organismos avalan la definición “persona trans o intersexo”.

Bárbara, una mujer trans, que trabaja como artista en un bar gay de Caracas, llamado Telo Café, habla de  su transformación hacia la reasignación de sexo. “La primera vez que me operé fue hace seis años, y hace un mes me cambié las prótesis en la Clínica Sabana Grande los Tres Arcángeles, todo me salió en 350.000 bolívares, la liposucción, la mamoplastia, la rinoplastia y aumento de gluteos”.

Explicó que aún no está preparada para llevar a cabo una cirugía mayor, lo que ha hecho hasta ahora es lo que los expertos llaman cirugías primarias. “Todavía no quiero hacerme la reasignación de sexo, no estoy segura, ahorita tengo 35 años me gustaría hacérmela a los 40”. Además dio a conocer su temor de operarse en el país, “aquí las hacen pero son muy malas, la gente no queda bien”. Normalmente estas cirugías, se hacen en Barcelona, España o en Tailandia, mencionó que la única persona trans que conoce en el país, que se haya hecho una reasignación de sexo, lo hizo en Tailandia.

“Quiero hacerme la operación porque nací para ser mujer, no para tener eso guindando allí” expresa Bárbara, quien asegura, que desde siempre se sintió mujer.

En Venezuela, las personas trans viven constantemente en vilo, puesto que las leyes no se han flexibilizado y tampoco reciben respuesta a sus exigencias. Muchos no tienen oportunidad de encontrar un trabajo formal y las implicaciones legales les impiden vivir libremente como cualquier otro ciudadano, que goza plenamente de sus derechos. Las opciones para operarse tampoco abundan, la sociedad parece indiferente y mientras tanto siguen en la oscuridad.



Ariadna García


Alexa Martínez 

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