domingo, 29 de enero de 2017

Una historia para dormir

La noche además de oscura debería ser clara, así la pienso, serena, en calma; la imagino con un cielo lleno de estrellas y con una ponchera de agua que me cubrirá hasta los pies, al mismo tiempo no da frío, solo es agua y con ella me dejo correr.

Quiero que guardes de esta noche un recuerdo bonito, uno que te lleves hasta el amanecer. Haz de la siesta un ritual sagrado, apaga las luces, enciende una vela, un incienso, coloca música bajita, esa que llena, esa con voces que acurrucan y que te traen al oído cosas bellas.

Hoy mientras leas esto, deseo que tus orejas se sientan consentidas, que tu cuerpo se desplome y se transforme en arena. Esta es una historia para dormir y yo he venido a mecerte.

No olvides apagar las luces y decirte que te quieres, no olvides refugiarte en eso que mañana te hará soñar, nunca te olvides de ti, ni de tus ancestros, toma la punta de los dedos de tus pies y siente lo vivo que estás. Agarra una bocanada de aire y sopla hacia la luna, vístete de blanco, de azules, de turquesas, corre entre el pasto y desvístete mientras lo haces. En la mañana no recordarás nada, pero tu cuerpo lo sabrá apreciar. 

Sueña hasta que puedas y sujétate fuerte, piensa en caracoles, en ríos, piensa en la lluvia que corre mientras duermes, imagina que pisas grama y que la humedad de la tierra es un consuelo, sueña que mañana podrás con todo así ni siquiera puedas levantarte. Intenta cambiar las cosas aunque sea una vez y diviértete cuando lo haces.

Imagina que muerdes cerezas y que un poco de jugo se derrama por tu cuello, convéncete de que tus manos no están tan viejas y de que mañana pilarán maíz con más fuerza. Agárrate de donde no puedas y levántate, sueña con el alba y con la noche, con la risa y con el llanto, abraza la lluvia y la sequía, abraza lo que te rodea porque un día ya no estará más.

Sueña que eres liviano y que eres capaz de ceder, cambia una opinión, doblégate; mira a tu alrededor y entiende que no somos tan grandes. Sé el niño o la niña que se bañaba en la lluvia, sé el niño o la niña que reía, escondéte cuando ya no puedas más y sal cuando seas verdaramente fuerte. Date la mano y aliéntate a hacerlo, duerme y apagad la soberbia, descuídate un rato y sorpréndete.

Toma la manta y susurra palabras que mañana no entenderás, ve hasta donde está tu amor y róbale un beso. Se necesita velentía, pero puedes hacerlo, estás dormido y ya mañana no recordarás. Hazte el aguerrido y no pienses en lo avergonzado que estarías, prueba una vez que nada es tan difícil.

Es curioso pero dormidos somos capaces de todo, lo vimos, lo hicimos, lo sentimos. Intentá mañana hacer eso mismo, pero despierto.



A.G
#Elhilodeariadna


4 comentarios:

  1. Grande Ari, efectivamente deberíamos ser iguales al despertar, debemos intentarlo siempre

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  2. Tremendo! Inicias y se hace necesario acabarlo.

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    1. Muchas gracias Juan Fernando, me alegra que lo hayas disfrutado :)

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