Fue hace dos años, en julio de 2014, cuando yo me había dado una tregua con él.
Nunca habíamos pasado tiempo juntos, en octubre de 2013 me mudé a su casa porque no conseguí alquiler en ningún otro lado y donde yo vivía debía desalojar y entregar. Mi padre me insistió que viniera con él, que así me ahorraría gastos, pese a todo lo que sabía y conocía de él, pensé que era una buena oportunidad para compartir por primera vez de padre a hija.
Al principio todo marchó normal, trataba de ser lo más cuidadosa posible y de mantener un poco de distancia, pues sabía que era una persona volátil y agresiva.
Hablar con papá de política era uno de esos temas que lo hacían encolerizar, así que evité tocarlo por completo. Pasaron cuatro meses "en calma", casi no hablábamos, casi no compartíamos, pero era lo mejor para llevar la fiesta en paz.
En abril, fue la primera discusión fuerte, yo hice una llamada telefónica de más de cinco minutos y eso a él lo enojó muchísimo, ese día lloré, lloré mucho y me fui a casa de una tía, regresé a los dos días.
Luego de esa pelea casi no nos hablábamos, ni siquiera de cosas estrictamente necesarias, realmente no nos hablamos. Sentía que mi papá era el colmo del egoísmo y de lo inentendible, no podía descifrar cómo se podía molestar por una llamada telefónica que inclusive me ofrecí a pagar.
Yo lo tenía incluido en el seguro médico de mi trabajo, el día de la discusión lo amenacé con sacarlo y lo hice, él se enteró a los meses y ese fue el motivo para que todo se pusiera peor.
Mi papá comenzó a hacerme la vida un infierno y a vengarse, ya no quería que yo usara las cosas de la casa, posiblemente quería que me fuera. En todo ese tiempo no conseguía para dónde mudarme, cosa que me mantenía allí retenida.
Un día llegué de la universidad, necesitaba lavar y busqué el cable de extensión para conectar el lava ropa, no lo encontraba, después de mucho revisar lo conseguí escondido detrás de un mueble de la cocina, lo tomé e instalé la máquina, pues no iba a ahondar en el asunto.
Mi papá hablaba por teléfono y comenzó a decirme cosas horribles, colgó y seguía insultándome, me repetía que si no me daba cuenta de que él no quería que yo usara sus cosas, que si yo lo había sacado del seguro, pues que no agarrara nada, yo le respondí que no entendía por qué se comportaba así, que yo era su hija, que se suponía que él debía protegerme y ayudarme, no hacerme las cosas más difíciles. Él subía el tono de voz, comenzó a maldecirme, me botó de la casa, más y más insultos colmaron esa tarde que, ha sido seguramente el peor día de mi vida y el más estresante.
Cuando escuché que me deseaba la muerte llamé a mi madre, la puse en altavoz para que escuchara, parecía una jauría de perros, yo empecé a gritar "cállate, cállate, cállate", ya no soportaba oir cosas tan horribles. Ese día me sentí resquebrajada, profundamente herida y sola, no sabía qué hacer ni a dónde ir, realmente quería morirme.
Hice una maleta y me fui, llamé a una tía para decirle que iría para allá, esta recibió mis cosas, no volví hasta el día sábado a recoger todo, el día domingo hice mi mudanza y desde entonces, lo saqué de mi vida.
Muchos en la familia no toman en serio mi decisión, bromean, pero mi papá es una persona mentalmente inestable, que inclusive ha acosado a las novias que ha tenido, llegó a golpear a una tía dos veces y aún así, hay personas a mi alrededor que lo defienden.
Desde hace dos años busco tranquilidad, relaciones sanas y también empecé a curarme, pues ese momento me quebró. Mi padre ha buscado acercamiento, pero no pienso poner otra vez en riesgo mi paz y mi estabilidad, sé que es necesario sacar de nuestras vidas, todo lo que hace daño inclusive si ese todo se llama -padre-.
AG