domingo, 12 de junio de 2016

Violencia en el Sur

En Venezuela los problemas son tantos que, a veces a uno se le olvida mirar de cerca al resto de los países de la región, quienes a pesar de tener sus dificultades, no atraviesan una crisis humanitaria como la de "el país petrolero", sin embargo, la violencia es una constante en este lado del Sur.

Dos noticias de Brasil, en menos de una semana, me han causado estupor, primero la de un niño de diez años que muere de un balazo en la cabeza tras enfrentarse con la policía de Sao Paulo, por robar un auto, junto con su amigo de 11 años, quien salió ileso del hecho y no fue detenido, ya que la ley impide el arresto en menores de 12 años.

La segunda ocurre este viernes, una atleta de 27 años que actualmente lucha por su vida, luego de recibir un disparo en la cabeza durante un intento de robo en Río de Janeiro. Los crímenes y robos se han intensificado en los últimos meses en Brasil, país que tiene un inestable escenario político, después de que su mandataria, Dilma Rousseff, fuera suspendida, por actos de corrupción.

Cabe mencionar a Petrobras, otro escándalo de malversación de fondos, en el que ya han aprehendido a altos funcionarios del gobierno y otros continúan siendo investigados. Rousseff, fue suspendida el 12 de mayo cuando el Senado aprobó por 55 votos contra 22 que fuera sometida a un juicio político por presunta violación de las normas presupuestarias del país. 

Por ahora, la presidenta ha declarado que si vuelve al poder, llamaría a adelantar elecciones para restablecer el orden político en el país. El mandato de Rousseff culmina en el 2018, debido a su reelección en el 2014.

Sin duda, lo que más despierta interés en mí, son estos dos niños. Lo primero que uno escucha cuando sale una noticia de este tipo es "eso es culpa de los padres". Pero para mí, el problema tiene una complejidad mayor y tiene responsables que se van sin pena, ni gloria, cuando finalizan sus mandatos.

¿Por qué dos niños de diez años roban un auto con arma en mano? en el que trágicamente muere uno de ellos. Nuestros niños crecen con hambre, con miedo, con derechos a medias, crecen en familias disfuncionales, donde no existe un Estado responsable, donde no se vigila si nuestros niños, comen, reciben educación o si están siendo abusados. 

Crecen con todo esto que no es carencia en la vida de nuestros políticos, porque mientras ellos amasan una fortuna para sus familias, hay un río de sangre detrás creciendo, del que ni se enteran y al que no voltean a ver.

Me interesa lo que le pasa a todos los niños del mundo, porque nadie nace siendo "malo", nadie nace sabiendo como usar un arma. Porque nuestros niños están desprotegidos, porque creí que el cambio era urgente en Venezuela, pero me doy cuenta de que no, de que el cambio debe darse en nuestros países. No veamos a Venezuela como una realidad aislada, ninguno está exento de estos terribles finales, Venezuela entierra a más de 20.000 venezolanos, cada año, en manos de la violencia y ¿Quién paga por estos crímenes? -nadie-.

Y acaso no hay una escuela llena de armas en nuestros barrios, así como en los de Brasil, niños que crecen en un ambiente hostil, sin oportunidades, convencidos de que ese es su destino, porque es lo que ven y es lo que hay. Porque si un niño de 10 años roba, es porque hay una ausencia muy grande de Estado, porque ni siquiera se puede culpar a sus padres, porque estos seguramente tuvieron la misma realidad. 

¿Hasta cuando nuestros gobiernos pensarán sólo en llenarse las barrigas y los bolsillos? ¿Cuando voltearán a ver ese río, que está cerca, que los persigue y que también los arrastra a ellos? La violencia no perdona y tampoco pregunta, una bala es una fiera, que busca un trozo de carne donde amortiguarse y carne somos todos.

¿Cuando se interesarán por acabar con esto?

Un niño de diez años no debe morir en un tiroteo, un niño de diez años, debe crecer con la certeza de tener un futuro mejor, sólo cuando la violencia desaparezca de nuestras calles, ellos mismos verán que es así, sólo cuando a los gobernantes les interesa crear políticas públicas que funcionen, que se cumplan y que protejan a nuestros niños, no morirá uno más con un tiro en la cabeza.

Son estos niños las víctimas de la corrupción, del narcotráfico, del desgobierno, de la mirada indiferente de quienes pueden hacer algo y no lo hacen, porque le dan la vuelta al río para no verlo, porque se vuelven inclementes y desalmados cuando tienen poder.


AG


domingo, 5 de junio de 2016

¿Qué es El Hilo de Ariadna?

Nunca había definido esto, hasta ahora y creo que es oportuno echar este #cuentocorto creé este blog hace aproximadamente tres años y en aquel momento era parecido a un diario, lo tomaba y lo dejaba y escribía cuando estaba irremediablemente triste.

Como estudiaba Comunicación Social, fui agregando algunas de mis tareas, crónicas, reseñas y desahogos. Hace seis años, me hice amiga de unos arquitectos que hoy son mis grandes amigos y una de ellas, la srta Luna, siempre pensaba en comida.

Ella tenía un librito donde recomendaban sitios gastronómicos de la gran Caracas y casi siempre se iba a conocer alguno, yo me anoté muchas veces y esa práctica despertó algo en mí, luego vinieron algunos viajes que también me cambiaron y comencé a apreciar más, todo lo que me rodeaba.

El ojo se volvió más agudo y empecé a sentirme turista, siempre... Pasó lo que ni yo misma me imaginaba, me enamoré de Caracas, de su comida y de sus lugares; comencé a visitar sitios y sin darme cuenta a recomendarlos. 

Me aferré a estas cosas, para vivir una ciudad que agota, que asusta y que se desmorona, pero como todo enamoramiento yo ahora sólo puedo ver lo bello y eso es lo que #elhilodeariadna quiere mostrarle a ustedes, lo bello para que recuperen la fe y se enamoren.


#Elhilodeariadna muestra esto en su cuenta de Instagram: @Ariadnagarci a través de #cuentoscortos


Ariadna García

jueves, 2 de junio de 2016

Hablo desde la crisis

Antes escribía mucho por aquí (Facebook), luego me ausenté, me ausenté hasta de mí, y lo hice por una razón, me daba cuenta de que quejarme no cambiaba nada de lo que pasaba a mi alrededor y lo que pasaba a mi alrededor era mucho. 

Medité y medité, me rompo la cabeza cada día evaluando de qué forma puedo ayudar a otros, de qué manera puedo hacer algo y eso que ha estado dentro de mí desde que era una niña volvió a encenderse. 

Mi mamá siempre ha tenido miedo, siempre quiso apagar esa cosita que veía en mi, esas ganas locas de alzar mi voz, siempre me dice "Ariadna tu no vas a cambiar el mundo" y sí, tal vez no lo cambie, pero voy a insistir en hacerlo. 

Recuerdo cuando tenía como 11 años y a un amigo le gritaron mariposón en la escuela, para aquel entonces él también era un niño y seguramente ni siquiera sabía que era gay, yo tampoco lo sabía, pero sí sabía que no podía tolerar eso que estaba pasando y lo defendí, le grité a los otros niños que lo dejaran en paz, él era tímido y no les dijo nada, finalmente se marcharon. 

Y así he sido siempre, detesto las injusticias, mas de una vez por la tranquilidad de mi madre me he callado y he dejado pasar cosas, luego me las reprocho.

"Ariadna hija controla ese carácter tuyo, tu eres muy alebrestada"  y con esta frase, me fui apagando y fui dejando pasar cosas, el manotón en el Metro, la irresponsabilidad de la Universidad por entregarme mis notas a destiempo, el mal trato de la vendedora, y un gran etcétera. 

Mi mamá también me dice "Caracas es muy peligrosa, la gente anda muy violenta y cualquiera tiene un arma, no digas nada, si te empujan te haces la loca, no reclames".

Y sí tiene razón, pero esto nos hace sucumbir ante el abuso, el irrespeto y la humillación, a la que uno no debe acostumbrarse nunca. Corro peligro para mi madre, porque prefiero morir, antes que arrastrarme, nunca marché, nunca voté, el miedo fecundado nunca me persuadió. 

La frase "hay que cuidar el trabajito" tampoco ganó, la dictadura sigue airosa, cada vez más llena de crímenes, cada vez más encochinada de muertes y de detenciones injustas, pero de mí no ha obtenido nada, sobre todo no ha obtenido mi dignidad, porque eso es lo único que uno tiene más preciado después de la vida.

Tal vez más adelante tengan mi compasión, pero sólo, cuando los responsables de esas muertes reciban su castigo. Las familias tienen el corazón roto y además de eso tienen hambre. Los enfermos mueren de mengua y nos necesitan.

El hambre y la violencia carcomen nuestro país y ya simplemente no quiero callar más, no quiero un abuso más, necesito alebrestarme.


AG

miércoles, 1 de junio de 2016

Game of thrones: los venezolanos que se fueron vs. los que se quedaron

Ya he visto suficiente o demasiadas publicaciones sobre: los venezolanos que se fueron de Venezuela vs. los que se quedaron y es una batalla abismal. 

Hay que tener claro quién es nuestro enemigo y en este caso nuestro enemigo es el gobierno de Nicolás Maduro. Vivimos un país demasiado polarizado durante doce años, diría yo, hasta que comenzó la caída del chavismo, porque es una verdad que ya la mayoría, ni los quiere, ni los apoya, eso es una verdad. 

La guerra no es entre nosotros, es contra ellos, también creo que es erróneo decir que "Venezuela es un país de mierda", "vivo en un país de mierda". El país no es una mierda, su gobierno ¡sí!, tengamos claras estas diferencias. 

Mi consejo para todos: vivan y dejen vivir, respétense; cada uno defenderá sus razones y para él o ella lo serán todo. Vivimos una de las peores crisis y estamos solos, nuestros políticos no dieron la talla, por eso hay que dejar de chacharear tanto y abocarnos en el hacer, la acción es lo único que nos salvará. 

Aunque suene trillado ¡sé el cambio que quieres ver! eso será lo único que nos transforme en la sociedad que todos queremos. 

Feliz día para todos: para los que se fueron, los que se quedaron, los que no estamos, los que no sabemos.
 
PD: hay mucho por hacer, el país está en plena demolición, aún falta recoger más escombros.



AG 

La Taberna Mexicana

Luego de estar un mes en Alemania, decidí entrar a un restaurant, no lo había hecho antes por dos razones: primero, sale más económico comer en casa y segundo, porque los restaurantes de comida alemana no abundan que eran los que me interesaban, sin embargo, aquel día ese lugar roído me llamó la atención.
Me encontraba conociendo Werden, una ciudad de Essen que queda al noroeste, en una región llamada: Renania del Norte. Generalmente la parte céntrica es más costosa que el resto, así que los platos aquí rondaban los 20€, mientras que en alguna taguara callejera puedes comer por 2€ ó 6€.
Desde la calle los precios se veían más que accesibles y no es común encontrar brownies con helado en el menú, este costaba 3,50€, así que entré. Me extrañó que el lugar estaba desolado, afuera en una de las mesas se encontraba un joven, pero adentro ni un alma, pensé: qué felicidad tengo un restaurante para mi sola.
Me senté en una mesa, observé la calle desde allí, luego me levanté y comencé a revisar el lugar con mis ojos, la carta era bastante variopinta, desde pizza, hasta comida mexicana y por último una amplia diversidad de tragos. Todo estaba realmente sucio y parecía mas bien un lugar para delinquir, me recordó a un sitio de la avenida Fuerzas Armadas en Caracas, donde cambiaba los cestatickets del trabajo con un señor portugués.
Seguí mirando, sobre todo esas cerámicas mexicanas que tanto me gustan, pero no era el mal aspecto del lugar lo que me ponía nerviosa, sino una enorme araña que tenían de mascota, en mi vida había visto una tan cerca y eso que soy del monte.
El animal estaba metido en una especie de vidrio que era tapado con un par de hojas y carátulas de cd; mientras ella movía sus patitas, yo la observaba desde mi ignorancia con gran atención. El joven de afuera entró y supongo que me preguntó si me habían atendido (mi alemán no da para tanto), le dije que no, llamó y al fin apareció alguien, imagino que se trataba del dueño, era un alemán y yo deseando que fuera un mexicano para echar una conversadita, pero no, el diálogo quedó en:
-Ein brownie mit Eis Bitte!
Llegó mi brownie con dos bolas de helado, crema chantillí por arriba y espolvoreado con canela ¡estaba riquísimo! Lo comí todo, me levanté, pagué la cuenta y me fui con ese sabor grato de quien disfruta de una buena comida en algún lugar del mundo, porque descubrir nuevos sabores es otra forma de viajar. Hagamos un viaje...

A.G