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viernes, 3 de abril de 2020

Por qué el vídeo Yo perreo sola de Bad Bunny no se debe "pichear"

En Puerto Rico "pichear" significa ignorar. Recientemente Bad Bunny estrenó el vídeo "Yo perreo sola". Algunos lo desestimaron al afirmar que otros artistas ya habían desafiado esos estereotipos.

Es poco acertado pensar que Bad Bunny "se convierte en mujer" o que en nombre de #NiUnaMenos busca fama; va mucho más allá. Benito Martínez nos enseña que transgrede sus propios límites, así como las reglas del mundo del trap y del reguetón, este último históricamente sexista, en el cual las mujeres suelen salir en ropa interior alrededor de los gánster, casi siempre como bailarinas -no como cantantes-.

Bunny nos muestra que los hombres también perrean -menean la cola-, que visten de rosado, que se imaginan o llevan senos. Al final Yo perreo sola es un guiño a las nuevas masculinidades; una bofetada a esa rígida separación que existe entre hombres y mujeres.

Bad Bunny, sin duda, es un aliado de las mujeres. En ese vídeo señala que no está mal verse como mujer, que eso no cambiará tu orientación sexual, que ser femenino no es signo de debilidad.

Hace poco Benito Martínez salió con falda en una entrevista y una vez más nos cacheteó con ¿qué importa para quién son las faldas si a mí me apetece usar una?

Valoremos estas pequeñas, pero significativas muestras de pluralidad. Entendamos que ahora más que nunca existe una revolución en el mundo de los géneros.

La gente ha entendido que no podemos seguir como íbamos. Los estereotipos, los prejuicios, jamás terminan; derribarlos es un trabajo diario, que requiere de todos. Bienvenidos los de antes, los de ahora, los que vendrán. ¡Yo perreo sola!




Ariadna García

Instagram @Ariadna_limon 
Twitter @Ariadnalimon

miércoles, 6 de marzo de 2019

Cuchillo

Me he salvado tantas veces que ya no sé si es astucia o suerte. 

¿Cuándo será la próxima? ¿Quién será? ¿Quién dará el primer golpe?

La inteligencia y la intuición ayudan, pero hay una cuestión de fuerza y de poder que no se puede olvidar. Hay un desenfado en los varones que los hace apuntarnos con sus pijas, con sus dedos, con sus revólveres. 

Me salvé de ese monstruo ¿Cuántas más pueden decir lo mismo? ¿Cuántas somos? ¿Dónde estamos? Cuántas luego de eso, nos volvimos cuchillo, garganta, miedo. 

¿Quiénes somos después de ser tocadas por la violencia de un hombre? ¿Quiénes se pararon de la cama y decidieron cerrar la puerta? Atarla, enterrarla, botar las llaves. Quiénes salimos de ese cuarto para nunca volver, para no mirar atrás ni siquiera en busca de respuestas.

Qué es una violación, qué es el abuso. Es tan fácil confundirlo, turbarnos. No saber. Es tan normal la violencia que dudamos cuando nos toca. 

¿Quién era ese hombre de colores que nos tendía trampas para entrar a nuestra vida y romperla? 

Hay varones que solo saben cortar mujeres, por pedacitos, en la falda, en el cuarto, en la cama. Las arrugan, las envuelven, las ocultan. Les acaban. Las trastocan, las aíslan, las engañan. Las embarazan. Las barren. Las vuelven confeti y luego las lanzan por el lavaplatos. 

La violencia -a las mujeres- nos acompaña como una marca de nacimiento. No hay descanso, no hay consuelo. 

Esa mujer clavó un cuchillo en su vientre para que doliera menos. La enloqueció hasta sacarla de este mundo, sus muñecas se quedaron sin pulso, su padre la halló tirada en la cama, jamás volvió a ser la misma, quiso arrancarse la piel, quiso no haber nacido, quiso la muerte, quiso olvidarlo todo. Quiso que el dolor se la comiera por dentro, así como lo hizo él.

Algo pasa después de que se pierde el brillo en los ojos. Arrecia el desencanto, el desconsuelo. Nadie sabe lo que significa ser mujer hasta que un miembro decide irrumpir en tu cuerpo. Decide sin ti, decide confiado, decide altanero. Decide cuando quiere porque así se le enseñó, decide cómo, cuándo, hasta dónde. Decide el tiempo. Decide, así te quedes seca y tu piel lo expulse como veneno, serpiente o condena. 

Decide cuando ya no gritas y cierras los ojos para volar. Decide cuando quieres masticar botellas, cascada. Decide cuando el tarugo en la garganta es una soga que te ahorca y te deshoja. Decide cuando el amanecer no llega y la memoria trae el pasado hasta la orilla, que te recuerda que no es nuevo, que hubo otros, unos más viriles, más astutos, más venenosos.

¿Qué clase de cepa es esta? Aceptada, bendecida, solapada. Qué significa la palabra macho, qué es ser hombre, en qué se ha vuelto la masculinidad, qué es un varón, qué busca, qué deja, qué olvida, qué quiere de nosotras cuando dormimos y nos violentan a hurtadillas, en medio de la noche.

¿Qué violación se olvida? Qué nombre, qué mujer, qué historia, qué ocultan ¿Qué? 

Qué pasa cuando ese hombre sea cuchillo y te apunte a ti también, porque la violencia no distingue género. La violencia es violencia, es rápida, es impune, es desleal, es agazapada, es militante. La violencia es una culebra que pica a cualquiera, es una vara que se erige, que crece, que poda, es certera, es astuta. No es lenta. Está alojada, segura. Impávida. 

A todas las mujeres que hoy mismo caminan por un infierno. A ustedes que lloran sin consuelo, creyendo que la pesadilla jamás terminará. A sus vientres malheridos, a su corazón y su tristeza. Al amor que dieron y se volvió en contra. A sus pechos donde las lágrimas caen. A sus rostros sombreados por el rimmel que deja el llanto. 

Que el agua se lleve todo, que la pena se vuelva fuerza, que el amor y la compasión las traiga de vuelta. 

A quienes cuentan una vida tocada por la violencia de los hombres. A quienes vemos el machismo a la cara y le sacamos los ojos. A ustedes que gritan: ni una más. A ustedes que se han vuelto mi motivo de reflexión y mi gesto de empatía más genuino. A ustedes que me arrugan y me estiran el corazón con un relato.

A ustedes mujeres. Gracias. 


El Hilo de Ariadna

martes, 22 de enero de 2019

El femicidio en Ecuador y la xenofobia contra venezolanos, por Ariadna García

"La humanidad está en crisis y no hay otra manera
de salir de esa crisis que mediante la solidaridad
entre los seres humanos”.
Zygmunt Bauman

El sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío Zygmunt Bauman dedicó sus últimos años a analizar los fenómenos migratorios en el mundo: el racismo, la heterofobia y el drama de los refugiados que huían a Europa. Paidós publicó en 2016 “Extraños llamando a la puerta”, en este libro el experto describe lo que ocurre cuando un desconocido, en este caso un inmigrante, llega para alterar lo que dominamos, nos llena de dudas, nos alerta y pone recelosos ante un escenario inseguro. “El extraño viene por mi trabajo”, “el extraño viene por mi comida”, el extraño me quitará lo que es mío”, todas sensaciones que si no se canalizan responsablemente desde el Estado, pueden desatar una ola de horror como la que ocurrió recientemente en Ecuador.
Un hombre asesinó a su pareja el sábado 19 de enero en Ibarra, Ecuador. La mujer de 22 años, se llamaba Diana Carolina Ramírez. El año comenzó con terribles femicidios en la región. Los primeros 10 días de 2019 Chile registraba cinco femicidios y otros cinco frustrados. En Caracas extraoficialmente se han perpetrado unos 10 femicidios en lo que va de año. En Argentina cada 26 horas una mujer muere a manos de un hombre solo por ser mujer. La violencia machista no es lo que indigna al Ecuador, la razón es una sola: el victimario era venezolano.
El homicida tenía un cuchillo sobre la nuca de Diana, la policía se mantuvo inmóvil por casi dos horas. No vimos el protocolo que se usa en estos casos: neutralizar al agresor y salvar la vida, no hubo francotiradores para detenerlo. Vimos a unos oficiales temerosos, torpes, que fueron acorralando al asesino, situación que terminó con la vida de Diana. El mal manejo de la situación por parte del cuerpo de seguridad tampoco indigna al Ecuador.
El comunicado que emitió el presidente de ese país Lenín Moreno dice lo siguiente: “Ecuador es y será un país de paz. No permitiré que ningún antisocial nos la arrebate. (…) He dispuesto la conformación de brigadas para controlar la situación legal de los inmigrantes venezolanos en las calles, en los lugares de trabajo y en la frontera. (…) Les hemos abierto las puertas, pero no sacrificaremos la seguridad de nadie. Es deber de la Policía actuar duramente contra la delincuencia y el crimen y, tienen mi respaldo”.
El femicidio de Diana no es “delincuencia”. Yordis Lozada no buscaba arrebatarle el teléfono, la cartera o algún objeto de valor, el hombre era la pareja de Diana, lo que cambia el foco del asesinato y lo incluye en la extensa lista de crímenes de género que ocurren en el mundo. El presidente Lenin Moreno, lo ignora, no menciona la palabra “femicidio” por el contrario se centra en la nacionalidad del homicida e irresponsablemente da rienda suelta a la xenofobia y a la persecución. La orden de Moreno se cumplió a cabalidad. Esa noche venezolanos eran vejados, acorralados, a algunos les quemaron las pertenencias, los golpearon, los corretearon como animales asustados. Una ONG registró este 21 de enero unas 82 personas afectadas.
Ecuador, así como la región, se conmueve, se enardece, se enfurece por el crimen de Diana, pero no por el machismo que cobra la vida de miles de mujeres. Nadie dedica la misma fuerza a corregir esta conducta que se gesta en nuestros hogares y que se inculca con especial atención en los varones. La ira de hombres contra mujeres se hace cada vez más fuerte y los resultados son: el asesinato de Diana. Sin embargo, la mayoría nos tilda a las mujeres que hemos entendido esta realidad de “feminazis”, deslegitiman nuestras exigencias, las banalizan. Ecuador no protesta por nosotras, Ecuador protesta por sacar de su territorio a “los extraños que tocan a la puerta”: los venezolanos. 
“La afluencia de tales extraños tal vez haya destruido cosas que nos son muy preciadas y que esos recién llegados tienen toda la intención de mutilar o erradicar nuestro estilo de vida”, explica Bauman. El filósofo francés Pierre-André Taguieff describe el racismo y la heterofobia, es decir, la aversión a la diferencia, en tres niveles o en tres formas que se caracterizan por su complejidad. -El racismo primario- que considera universal, la reacción natural ante la presencia de un desconocido extraño, ante cualquier forma de vida humana que se ajena y provoque confusión.
“El racismo primario no necesita que nadie lo inspire ni lo fomente. Tampoco necesita una teoría que legitime este odio elemental, aunque en ocasiones se ha reforzado y utilizado como instrumento de movilización para la movilización política. En estas ocasiones, puede pasar a otro nivel superior de complejidad”, aclara Taguieff.
Según los filósofos el “extraño” es descrito como alguien con mala voluntad y “objetivamente” dañino; es decir, alguien que supone una amenaza para el grupo al que inspira aversión. “Un caos muy actual de -racismo secundario- es la xenofobia, ambos aparecen en momentos de nacionalismo rampante, cuando una de las líneas divisorias sostenidas con más fuerza se razona recurriendo a la historia, la tradición y la cultura compartidas. Finalmente, el racismo –terciario-, de “mistifactoría”, que presupone la existencia de los dos niveles “inferiores”, se distingue por la utilización del argumento cuasi biológico.
Bauman cree que “son precisamente la naturaleza, la función y la forma de funcionamiento del racismo lo que lo distinguen claramente de la heterofobia- ese difuso desasosiego, inquietud o angustia que la gente siempre suele experimentar cuando se enfrenta con -ingredientes humanos- que no entiende del todo, con los que no se puede comunicar fácilmente y de los que no se puede esperar que se comporten de forma conocida y rutinaria”.
“La heterofobia es un fenómeno bastante corriente en todas las épocas y más todavía en una era de modernidad en la que son más frecuentes las ocasiones para la experiencia -sin control- y resulta más plausible interpretar esta experiencia en términos de inoportuna interferencia de un grupo humano extraño. Alfred Rosenberg escribió lo siguiente sobre los judíos: “Zunz asegura que el judaísmo es el capricho del alma judía. Ahora el judío no puede escaparse de este “capricho” aunque se bautice diez veces, y el resultado necesario de esta influencia sería siempre el mismo: falta de vida, anticristianismo y materialismo”. Lo que es cierto sobre la influencia religiosa se puede aplicar también a otras intervenciones culturales. Los judíos no tienen remedio. Sólo serán inofensivos con la distancia física, la ruptura de la comunicación, el encierro o la aniquilación”, analizaba el filósofo polaco quien falleció el 9 de enero de 2017.
Comunicados como el de Lenin Moreno y las actuaciones en masa que se desataron la noche del sábado, suponen un terrible peligro para los venezolanos que emigran hacia países vecinos por la crisis económica, política y social de Nicolás Maduro. Medidas impulsivas e irresponsables terminan por desatar la ira, la violencia y el caos contra un grupo de personas que luego, cuando ya es muy tarde, concluye en “el encierro o la aniquilación”.  

martes, 15 de enero de 2019

El hombre parlante y la niña que no quería oír

Caracas; 15 de enero 10:00 am.

Me subo en el Metro, hacia mi mano derecha iban dos señores conversando. Uno hablaba excesivamente alto, me incomodó, nadie decía nada. Al bajar la mirada vi a una niña como de 11 años que se encontraba cerca del señor-parlante. Noté algo más: ella llevaba su mano puesta en una de las orejas para detener la ráfaga de ruido.

Le dije al interlocutor del señor-parlante:

-Disculpe, le puede decir a su amigo que baje un poco el tono de la voz. Muchas gracias.

-(Yo iba leyendo un libro) el señor parlante respondió aún más alto: "¡Qué, va leyendo la biblia!".

-No. Solo que lleva a la niña atormentada. No ve. Dije.

El interlocutor aparentemente era el padre de la pequeña. No pensé que fuera con ambos. El señor la abrazó y le preguntó con voz baja: "¿vas atormentada?".

El padre que iba más próximo que yo, no se había dado cuenta de que la niña iba aturdida y con la mano puesta en la oreja. Cómo podía verlo.

Escasamente los padres se fijan en lo que quieren sus hijas, en lo que padecen, en lo que viven. No sé si es falta de sensibilidad o qué, pero los hombres van más atentos a sus amigos-parlantes que a las orejas de sus niñas.

El hombre impertinente agregó: "No, ella ya está acostumbrada al ruido".

Repliqué en voz alta: por enseñarlos a "acostumbrarse" es que tenemos dictaduras. La gente en el Metro seguía callada y sorprendida. El hombre dijo no sé qué otra cosa más. El amigo le pidió que se calmara. Dejé de oír. Volví a mi libro.

Llegamos a mi estación y me bajé.

Espero que esa niña sepa a partir de hoy que por sobre todas las cosas debemos ser valientes. Que sí, que muchas veces nuestros padres no estarán para protegernos o que incluso serán ellos quienes nos pongan en un grave peligro. Espero que esa niña sepa que NO debemos acostumbrarnos a nada y que juntas somos más fuertes que cualquier hombre-parlante.

Ariadna García

#ElHiloDeAriadna 

martes, 11 de diciembre de 2018

Yo + turbada

No había reflexionado sobre lo que me parece "tabú" hasta que hace un par de días las palabras: masturbación femenina, se me metieron en la cabeza con una imposición tan férrea que comencé a cuestionarlas. A hacerme preguntas.


El tabú no existe para mí porque de alguna manera creo que se acaba cuando hablamos, cuando desafiamos la norma, cuando decidimos no pedir permiso para expresar nuestras opiniones. Deslastrarse de eso es fácil, basta con atrevernos a explorar lo que nos es desconocido, basta con mentarlo, tentarlo y descubrirlo. Basta con desnudarlo y dejarlo como la punta de un pezón helado a la vista de todos.


Después de tantas inquisiciones llegué a una conclusión: la masturbación femenina es un tabú. Está vetada, resguardada como los secretos de la iglesia. Está esperando por salir de la gaveta para hacer una fiesta.

Desde adolescente recuerdo a mis compañeros de clase hablar de la masturbación. Se reían, hacían chistes completamente públicos sobre "Manuela" y los cinco dedos. Para los hombres hablar de este tema estaba más que permitido. Era normal, natural.


Los penes dibujados en las paredes de los baños de las escuelas también estaban presentes ¿dónde estaban metidas las vaginas? ¿por qué las mujeres no dibujamos vaginas en las paredes? ¿qué se oculta dentro de nuestras conchas? ¿qué es lo que no debemos decir?


Llegué a la masturbación como a los 9 años. Sola, sin educación, ni estímulos externos. Nadie en casa me habló del tema. Mis dedos me llevaron a él. Las primeras masturbaciones son las más intensas, nada de lo que vendrá después podrá igualarse. Todo está más sensible, tu clítoris se pone tan rojo que terminas por creer que se posó alguna avispa mientras te explorabas.


Los roces son inevitables. Una vez que pruebas quieres estrujarte con la sábana, con los peluches, con las almohadas. Masturbarse es riquísimo. Sí, las mujeres también nos masturbamos y nos + turbamos al creer que eres la única que lo práctica porque nadie habla de eso. A los 9 años lo piensas y pasan muchos años para que descubras que: ¡sorpresa! es normal.


Masturbase es también el camino para conocer tu cuerpo, lo que te gusta y lo que no. Es entender tu vagina, recorrer sus dimensiones, ver cómo los labios se ensanchan cuando están satisfechos y cómo disminuyen cuando están tranquilos. Es saber de qué tamaño son tus líquidos, qué tan fuertes pueden volverse tus pezones.

La masturbación es un hilo que empieza con tus dedos. Es el poder de decir aquí, ¡ah!, sí, no, más, menos, un poco, otro poquito más, así. Es un acto de libertad, que te lleva a donde querés, a donde puedes ser un poco más, ese más que se convierte en un gel cristalinozo que te enloquece.


La masturbación femenina tiene nombre de vulva, cara de vulva, vellos de vulva. Tiene un rostro que se ha mantenido cautivo por muchísimo tiempo, pero que ya no aguanta más y quiere salir. Quiere mostrarse y decirte en la pared de algún baño público: las vaginas existimos, sentimos y no nos ocultamos más.




¡Quiero +!


Ariadna García

viernes, 15 de junio de 2018

Sí al aborto, sí a las mujeres y #quesealey

La emoción, la alegría, la fuerza y la esperanza que me produce lo que lograron este 14 de junio las mujeres en Argentina, es algo que no sé describir muy bien. De aprobarse o no el proyecto de ley en la Cámara de Diputados, el mensaje era más que claro, es una lucha de años, es un movimiento que cada día cobra más fuerza en el mundo entero. Tenemos voz mujeres, estamos unidas, claras. Esto no tiene retorno. 

Su lucha es la de todas, lo que nos demostraron estos últimos días es un mensaje que nos abraza a todas, que nos inspira a luchar, a hablar, a trabajar por nuestros derechos, a levantar la voz y a exigir los cambios con los que hemos soñado desde que éramos niñas que no son más que se nos eduque con igualdad de derechos y oportunidades para todxs. 

Ver sus expresiones tras conocer la noticia, es algo que 24 horas después aún me conmueve y me llena de alegría, puedo entender lo que sienten, lo que deseaban, lo que soñaban porque su lucha mujeres argentinas también es la mía. 

Gracias, gracias por su valentía, gracias por fuerza, su unión, su trabajo duro, esto lo han logrado luego de muchas, muchas batallas. Son cientos de vidas las que se han perdido no solo por prácticas de abortos ilegales, sino también por la violencia machista. 

Son miles de noches esperando este momento, soñando con este momento, y hoy desde aquí, desde allá, desde cualquier parte lo celebramos con ustedes ¡Gracias una vez más mujeres argentinas! 

Cuando era una niña me preguntaba por qué los hombres y las mujeres de mi familia no compartían las mismas tareas del hogar, por qué mi familia estaba compuesta por más mujeres que por hombres, por qué tantos de ellos habían renunciado a su paternidad. Parecía que criar los hijos y tender la casa era una responsabilidad exclusiva de las mujeres. Crecí con dudas, también con rabia para qué mentir. 

Odiaba que mi tío no fregara los platos o que ni siquiera un día se atreviera a hacer el almuerzo. Odiaba los maltratos de mi padre hacia mi madre. Crecí en una familia machista donde estas preguntas no se explicaban, se sepultaban. Pero crecí, crecí fuerte y crecí clara de que sí habría un mundo para mí, de que no estaba tan equivocada y de que en el futuro existiría una sociedad distinta para mí. 

El mensaje de estas mujeres me hace ver esa sociedad cada día más cerca. El patriarcado se va a caer. Se está cayendo ¡Gracias mujeres! 

El 14 de junio la Cámara de Diputados de Argentina, discutió la propuesta de despenalización del aborto, en una sesión que se extendió por 22 horas, la Cámara Baja del Congreso argentino le dio luz verde al proyecto de ley con 129 votos a favor y 125 en contra. Ariadna García